Asistencia humanitaria que salva vidas
Gotas de esperanza en medio de la sequía.
“Me siento agradecida y contenta por este proyecto que nos ha dado acceso a cosas que nunca antes habíamos tenido”.
Ella es Julia, una mujer de aproximadamente 45 años habitante de una comunidad del Corredor Seco en La Paz, Honduras. En tiempos de sequía, como el que se vivió en 2023, su familia se encuentra en riesgo de vida al no tener el vital líquido ni para consumir ni cosechar.
Esta es la realidad para más de 50,000 familias que viven en las comunidades que forman parte del Corredor Seco en Honduras, es decir más de 200 mil personas según datos reportados en medios nacionales. La Red Humanitaria brinda asistencia humanitaria a personas en necesidades humanitarias por sequía en temas de agua, saneamiento e higiene, seguridad alimentaria y nutricional y con fortalecimiento de capacidades en acciones anticipatorias a la temporada de sequía que les permita prepararse para ello.
En el caso de Julia, esto se ve reflejado a través de la instalación de una cosechadora de agua con la cual peude regar su cosecha de vegetales, pero también ahora puede cultivar tilapia, la cual utiliza tanto para vender como para consumir.
“Hemos podido aprender cómo cosechar con menor cantidad de recursos y de manera más efectiva para prepararnos ante la sequía”, compartió Miguel, alcalde de la comunidad de Mercedes de Oriente también en La Paz.
En su comunidad en momentos de sequía también se pierden cultivos completos y las familias se ven obligadas a migrar o desplazarse, por lo que tanto la asistencia alimentaria directa que se recibe a través de kits y bonos, como el fortalecimiento de capacidades de las familias agricultoras, contribuyen a reducir el número de personas que buscan salir del país de forma irregular.
Este tipo de acciones contribuye a mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de las familias, y les brinda la oportunidad de venderlo y tener un ingreso adicional incluso en tiempos de sequía. Este tipo de acciones no solo tienen el componente humanitario, sino un fuerte nexo con el desarrollo sostenible al ser acciones que contribuyen no solo en tiempo de emergencia, sino más allá de ello.
Sueños en movimiento
Por otro lado, durante el 2023, según cifras del Instituto Nacional de Migración (INM), 545,043 personas, ingresaron al país de forma irregular, lo cual representa un incremento del 188% con relación al 2022. Cada persona lleva consigo una historia que deja entrever los diversos desafíos que las personas de la región Latinoamericana enfrente que les hacen salir de sus hogares.
“Soy soldador y deje mi país por necesidad económica. Estoy en este trayecto, de paso por Honduras, con mis dos hijos”, compartió Jovany, un joven de 21 años procedente de Sudamérica quien acababa de entrar por la frontera Las Manos en el Sur Oriente del país.
En la misma frontera convergen diversas nacionalidades, en su mayoría del sur del continente americano, sin embargo, son más de XX las nacionalidades que transitan por el país. Todas las personas buscan cumplir sus sueños, pasando por duros caminos para lograrlo. Tal es el caso de Auri, quien viajaba con sus dos hijas, pero dejó al resto de su familia en su país de origen.
“Quisiera meter a toda mi familia en mi mochila, pero no puedo. Voy en busca de mejores oportunidades económicas, soy chef y espero lograr mi propio restaurante”, compartió Auri.
Pero no solo viajan por un sueño, sino también porque sus vidas corren riesgo y buscan refugio. Daniel, un joven de la comunidad LGTBIQ+ desplazado internamente en Honduras debido a amenazas recibidas por su familia. “A pesar de mis esfuerzos aún no tengo empleo y no he podido continuar con mis estudios”, comentó Daniel quien usa un nombre ficticio para no revelar su identidad.
La Red Humanitaria de Honduras, brindó asistencia humanitaria a al menos 150,000 personas en tránsito por Honduras en temas de albergue, agua, saneamiento e higiene, seguridad alimentaria, nutrición, violencia basada en género, salud, incluyendo salud sexual y reproductiva, protección, entre otros.
“Hasta ahora que estamos en Honduras tenemos un techo, dónde dormir, kits de higiene personal, así como atención psicológica y medicinas. Sobre la atención realmente no puedo pedir más”, reflexionó Patricia, una mujer migrante de 43 años.
Luego de su experiencia en el paso por Honduras, estas personas han hecho un llamado a las personas que hacen posible esta asistencia humanitaria para poder continuar apoyando los esfuerzos humanitarios del país para continuar salvando vidas.