Hoy Dunia, así como cientos de personas más en La Lima, trabajan para reconstruir sus hogares y sus futuros.
“Cuando una semana después de Eta, nos dijeron que venía la tormenta Iota, yo no lo podía creer”.
Dunia, una dinámica lideresa comunitaria de sonrisa fácil y madre de tres niños, nos narra su historia tras perder todo en la comunidad de Cruz de Valencia, en La Lima, Cortés; uno de los municipios de Honduras más impactados por las tormentas Eta e Iota en octubre pasado. Y es que antes de las tormentas, las inundaciones no eran graves y el agua apenas cubría los pisos de madera de los barracones, un estilo característico de viviendas construidas sobre columnas de unos dos metros de alto.
“Con Eta, el agua subió siete metros. Mi familia de doce personas y yo, debimos ponernos a salvo en el techo para no morir ahogados. En lo peor de la tormenta, pensamos que la corriente arrastraría el barracón. Escuchaba los gritos de pavor de mis hijos y en ese momento yo estuve a punto de tirarme al agua, porque no podía soportar la idea de tener que verlos morir.”
Leyenda: Dunia relatando su historia en la comunidad Cruz de Valencia, La Lima, Cortés.
Dunia se enjuga las lágrimas mientras dirige la mirada al lugar en donde solía estar su casa y continúa “por eso cuando nos dijeron que venía otra tormenta, no lo pensamos más y nos salimos, con el dolor de saber que perderíamos todo. Lo que no se llevó el agua, nos lo robaron.”
Y es que, aunque finalmente toda la familia fue rescatada durante Eta; la tormenta Iota, que impactó la zona solo una semana después, fue tan violenta que derrumbó el barracón llevándose consigo las pocas pertenencias que aún les quedaban a Dunia y su familia.
Hoy Dunia, así como cientos de personas más en La Lima, trabajan para reconstruir sus hogares y sus futuros.
“Pero hemos recibido ayuda” sonríe Dunia “de las primeras organizaciones que vivieron están Fe y Alegría que nos regaló tarjetas para comprar comida, la Cruz Roja, que nos trajo agua. Luego la Embajada de Japón nos entregó toldos, kits de herramientas, utensilios de cocina y fue de mucha utilidad. Más tarde, el Consejo Noruego para los Refugiados entregó un bono para reconstrucción. Ya tengo las primeras láminas de zinc para mi nuevo barracón”.
Si bien la presencia de las organizaciones de asistencia humanitaria en la zona continúa en la actualidad, aun existe retos en la reconstrucción de las zonas más afectadas. A cinco meses de Eta e Iota, la empleabilidad en las comunidades afectadas constituye uno de los desafíos más grandes, pues aún no han sido rehabilitadas las fincas, cultivos y fábricas locales que constituyen la principal fuente de empleo en la zona.
En Honduras ya dio inicio la temporada lluviosa, y el miedo regresa para los habitantes del norte de Honduras:
“No hemos superado muy bien todo lo que hapasado los bordos aun no han sido reparados. Cuando llueve tenemos miedo porque no tenemos cómo detener el agua. Los bordos necesitan ser reparados” señala Dunia, “no podemos arreglar nuestras casas porque si viene otra inundación, nos quedaremos sin nada nuevamente. No es fácil recuperarse, y en esta situación, es aún mucho más difícil.”
En Honduras, una población de alrededor de 417 mil personas en 1.127 comunidades recibieron un impacto alto a muy alto por Eta e Iota según la matriz de priorización de UNICEF/CENIS, en medio de la crisis global por la pandemia por COVID-19. El Equipo Humanitario de País, que aglutina a 42 organizaciones de asistencia humanitaria y es co -liderado por las Naciones Unidas y el gobierno de Honduras a través del Comité Permanente de Contingencias (COPECO); ha estado presente brindando respuesta inmediata ante las emergencias, y continúa acompañando a las comunidades en la construcción de soluciones.
“Necesitaba llorar”, cierra Dunia dibujando una renovada sonrisa en su rostro, mientras camina de regreso hacia el grupo de mujeres que apoyan los proyectos de reconstrucción del área. Y es que detrás de esa gran lideresa comunitaria, alegre, activa, que gestiona activamente asistencia para sus vecinos; está una mujer, como miles de otras valientes hondureñas, que, aunque cargan con entereza el impacto físico y emocional del paso de Eta e Iota en sus comunidades, no se detienen en la tarea de sembrar las semillas para un mejor futuro.
Escrito por
Laura Solórzano
OCHA
Humanitarian Affairs Officer
Entidades de la ONU involucradas en esta iniciativa
OCHA
Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios
Objetivos que estamos apoyando mediante esta iniciativa