Tras dar a luz bajo un puente entre los restos del huracán, la recuperación sigue siendo una perspectiva lejana para la madre hondureña
Se estima que aproximadamente alrededor de 24.000 mujeres embarazadas se vieron directamente afectadas por las tormentas.
Fabiola Ulloa, de 23 años, dio a luz debajo del puente donde se había refugiado de un huracán violento. Seis meses después, ella aún seguía ahí con su bebé, su otro hijo de 3 años y su pareja, viviendo bajo una carpa al lado de la carretera.
"Mi hermana y yo estábamos embarazadas durante la tormenta" dijo Fabiola Ulloa al UNFPA en una entrevista en su carpa de nylon a inicios de la semana. "Esa noche fue muy triste. No tuve la oportunidad de sacar mis cosas a tiempo, porque tenia que cuidar a mi mamá, mi hermana y mi hijo".
El huracán ETA azotó Honduras a inicios de noviembre del 2020. El vecindario donde vivía Fabiola, La Playita, San Pedro Sula, quedó totalmente destruido. Su familia al igual que otras que habitaban ahí, perdieron todo.
La familia de Fabiola decidió refugiarse en una carpa debajo de un puente de concreto junto con otras familias. Estando ahí es cuando atravesó el segundo huracán; IOTA, el cual golpeó dos semanas después de la llegada de ETA.
Días después Fabiola Ulloa inicio parto.
"Pensé que mi hijo iba a nacer en enero, pero el 24 de noviembre comencé a tener algo de dolor".
Para ella fue imposible llegar a la ambulancia, pero la partera del vecindario, es quien ha ayudado atender varios partos en su familia.
"A las 9 am yo estaba dando luz mi hijo aquí adentro de esta carpa".
Huracanes y personas sin hogar en medio de la pandemia
Esas dos tormentas mortales afectaron a millones de personas en todo el país y muchas ellas con situaciones similares a las de Fabiola Ulloa, quienes aún no se han recuperado.
Hoy en día, la seguridad alimentaria es una gran preocupación, reportan los grupos humanitarios, al igual que la pandemia de COVID-19.
El acceso a los servicios de salud se vió gravemente interrumpido como consecuencia de las tormentas: más de 400 centros de salud resultaron dañadas, incluidas 120 que quedaron completamente inoperativas, pero incluso ahora, muchas mujeres y niñas se abstienen de buscar servicios de salud esenciales por temor a la exposición de la COVID-19.
Esta es una de las razones por las que la Fabiola Ulloa y su hijo pequeño, Joshua Enmanuel, no han buscado atención en un centro de salud. "No necesitaba ir a ningún hospital", le dijo al UNFPA. "No quería la ambulancia porque cuando la necesité no vino a salvarme". Sin embargo, su recién nacido ha recibido atención de parte de UNFPA. “El único médico que ha venido es el médico del UNFPA, que vino a examinar al niño cuando tenía dos semanas”, dijo Fabiola. Ella pudo acceder a servicios adicionales de atención posparto y neonatal en el Centro de Salud de Chamelecón, cuyo centro ha recibido apoyo en capacitación de parte del UNFPA.
Mujeres y niñas en situación de vulnerabilidad
Se estima que aproximadamente alrededor de 24.000 mujeres embarazadas se vieron directamente afectadas por las tormentas, pero los servicios de salud en las zonas más afectadas siguen interrumpidos.
En el departamento de Cortés, por ejemplo, la mayoría de los establecimientos de salud permanecen cerrados debido a daños, lesiones del personal de salud y carreteras bloqueadas.
El UNFPA está trabajando con organizaciones asociadas y el gobierno para restablecer el acceso a servicios de salud que salvan vidas, en particular para las mujeres que necesitan atención prenatal, parto seguro y posparto. Junto con la Organización Panamericana de la Salud, el UNFPA se dirige a más de medio millón de personas en todo el país con servicios de salud; a finales de marzo se había llegado a alrededor de un cuarto de millón de personas.
La seguridad de las mujeres y niñas vulnerables también sigue siendo una preocupación fundamental. Después de los desastres, la vulnerabilidad está muy expuesta a la explotación y a los abusos sexuales, esto es muy delicado en medio del desplazamiento y los sistemas de protección interrumpidos.
Se reportaron cerca de 13.000 llamadas a servicios de emergencia en los primeros meses de 2021, y se registraron unos 33 feminicidios, según informes recientes.
Encontrando una manera de sobrevivir
Desde noviembre, los desafíos han sido diversos y múltiples, informan los sobrevivientes de la tormenta.
"Esta es la segunda vez que pierdo mi casa por las inundaciones y es muy difícil para mí, además de criar a siete hijos como madre soltera, para enfrentar esta doble tragedia", dijo Gabriela en un albergue de Las Brisas, en febrero.
"Necesitamos comida porque no hay cocina", dijo Fabiola Ulloa. “No podemos cocinar, así que tenemos que comprar comidas preparadas. Y también hay muchos mosquitos ”. Los niños y las familias también corren peligro a lo largo del camino. “Estamos expuestos a accidentes automovilísticos”, dijo.
Aún así, ella y otros están decididos a recuperar sus vidas y su futuro.
"Lo perdimos todo. Hay mucha desesperanza", dijo Karlibeth Ortega, una defensora de las mujeres jóvenes en La Lima, en Cortés. "Pero todavía tenemos que seguir adelante y encontrar una manera de sobrevivir".