Honduras, punto clave para las personas refugiadas y migrantes que transitan hacia el norte
12 julio 2022
"Es necesario continuar sumando esfuerzos para asegurar una respuesta coherente para las personas refugiadas y migrantes que necesitan asistencia y protección"
“Salí de mi país porque nos amenazaron. Nos estaban extorsionando, nos decían que dejáramos la casa”.
Este es el caso de Elan, un venezolano que viaja con su hijo que tiene una discapacidad física y necesita ser operado. Ambos forman parte de los movimientos mixtos que cruzan Honduras con la esperanza de encontrar protección y oportunidades en otro país, generalmente el norte de América.
A unos 180 kilómetros de Tegucigalpa, la capital de Honduras, se encuentra Trojes, un pequeño municipio fronterizo con Nicaragua. Sus calles han sentido, en el último año, los pasos de miles de personas refugiadas y migrantes que transitan hacia la búsqueda de un destino que les permita, en muchas ocasiones, obtener mejores medios de vida, en otras, un lugar seguro.
“Nos dijeron que solo se podía cruzar con ayuda, pero nos robaron a medio camino y nos dejaron abandonados. No sé qué más me puede pasar” cuenta sobre su experiencia de ruta Leonardo, un auxiliar radiológico de origen venezolano que no tiene dinero para pagar la sanción administrativa de unos 200 dólares estadounidenses que establece la ley hondureña por ingreso irregular.
Según datos oficiales del Instituto Nacional de Migración de Honduras más de 37,000 personas, entre enero e inicios de mayo de 2022, han ingresado al país a través de pasos irregulares. Esto representa un aumento del 600% respecto al mismo periodo en el año anterior lo cual ha generado grandes retos para la capacidad de respuesta del país centroamericano.
En marzo de este año, la Coordinadora Residente de Naciones Unidas en Honduras la frontera sur de Las Manos y Danlí en El Paraíso, para conocer la situación de personas refugiadas y migrantes en la zona y discutir oportunidades de colaboración con instituciones de Gobierno.
“Las y los migrantes son personas llenas de esperanza, dolor, violencia y largos caminos, incluyendo a muchas mujeres, hombres, niños y niñas. (…) ¡La solidaridad y el cariño de las comunidades locales de Las Manos y Danlí y otras es algo fabuloso y para celebrar”, expresó Alice Shackelford a través de Twitter después de la visita.
ATENCIÓN Y ASISTENCIA HUMANITARIA
Ante el incremento de personas en tránsito en el municipio, algunas iglesias se han transformado temporalmente en albergues donde convergen personas de diversas nacionalidades, edades, razas, creencias, idiomas y contextos.
“Las capacidades son limitadas y los espacios disponibles no cumplen las condiciones mínimas para que las personas migrantes y refugiadas que llegan puedan ser alojadas dignamente”, comentó Jorge Peraza, jefe de misión de la OIM para Guatemala y Honduras.
Naciones Unidas, a través de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está brindando asistencia humanitaria en la zona, en coordinación con el Equipo Humanitario de País.
“Seguimos trabajando para que todas las personas migrantes reciban una asistencia de calidad. Para lograrlo, es necesario el trabajo coordinado entre todos los actores humanitarios que se encuentran en la zona, ya que los desafíos son múltiples”, concluye Jorge Peraza, jefe de Misión de la OIM para Guatemala y Honduras.
OIM presentó una propuesta para realizar mejoras estructurales en los espacios, así como la compra de cilindros de gas para la preparación de alimentos. Además, ha entregado insumos para que las personas migrantes puedan recibir una atención digna y humana. Por su parte ACNUR ha entregado kits de albergue y de higiene, así como kits de bioseguridad para reforzar las medidas de prevención de la COVID-19 en estos espacios.
“La montaña fue lo más difícil, y yo embarazada imagínese”, compartió Michelle, una joven ecuatoriana que emigró de su país en busca de oportunidades para ella y su hijos y que se encontraba en un albergue de Trojes. “En Honduras nos han tratado bien”, concluyó.
Por otro lado, en coordinación con el Gobierno de Honduras, se realiza un constante levantamiento de información que permita conocer las necesidades de las personas en situación de desplazamiento y poder ofrecer soluciones ajustadas a sus realidades. Desde que los movimientos mixtos en la frontera sur se incrementaron, ACNUR ha liderado la coordinación de la respuesta del Clúster de Protección, del Equipo Humanitario de País, y el Equipo Local de Respuesta de la Frontera Sur.
“Es necesario continuar sumando esfuerzos para asegurar una respuesta coherente para las personas refugiadas y migrantes que necesitan asistencia y protección, además de contar con presencia institucional e incluir en la respuesta el acceso al territorio para quienes podrían potencialmente pedirle protección a Honduras solicitando asilo”, puntualizó Andrés Celis, Representante de ACNUR en Honduras.
La situación continúa siendo difícil y requiere de esfuerzos conjuntos entre los diversos sectores de la sociedad que permita construir planes de contingencia para responder al cambio en las dinámicas de desplazamiento, asegurando así las capacidades de respuesta de autoridades locales y la complementariedad de acciones de otros sectores.
“Es valioso resaltar también la solidaridad mostrada por los gobiernos locales y por los habitantes en áreas fronterizas por donde transitan migrantes y desplazados” agregó Celis, concluyendo que “Todos los días se dan acciones de apoyo para mejorar las condiciones de quienes cruzan la frontera sur. Las comunidades siempre nos enseñan acerca del significado de la solidaridad”.