Hoy celebramos el Día Internacional de la Juventud y el poder de las alianzas intergeneracionales.
El tema de este año, “Solidaridad intergeneracional: crear un mundo para todas las edades”, nos recuerda una verdad fundamental: necesitamos que las personas de todas las edades, jóvenes y mayores, unan sus fuerzas para construir un mundo mejor para todos.
Con demasiada frecuencia, el edadismo, los prejuicios y la discriminación impiden esta colaboración esencial. Cuando se excluye a los jóvenes de las decisiones que se toman sobre sus vidas o cuando se niega a los mayores la posibilidad de ser escuchados, todos perdemos.
La solidaridad y la colaboración son más esenciales que nunca, ya que nuestro mundo se enfrenta a una serie de desafíos que amenazan nuestro futuro colectivo.
Desde la COVID-19 hasta el cambio climático, pasando por los conflictos, la pobreza, la desigualdad y la discriminación, todos debemos ponernos manos a la obra para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y construir el futuro mejor y más pacífico que todos buscamos.
Tenemos que apoyar a los jóvenes con enormes inversiones en educación y capacitación, incluso por medio de la Cumbre sobre la Transformación de la Educación, que se celebrará el próximo mes.
También tenemos que apoyar la igualdad de género y ampliar las oportunidades para que los jóvenes participen en la vida cívica y política.
No basta con escuchar a los jóvenes; hay que integrarlos en los mecanismos de toma de decisiones a nivel local, nacional e internacional.
Este es el fundamento de nuestra propuesta de crear una nueva Oficina de las Naciones Unidas para la Juventud.
Y tenemos que garantizar que las generaciones mayores tengan acceso a la protección social y la oportunidad de retribuir a sus comunidades y compartir la experiencia acumulada durante decenios.
En este importante día, unámonos todas las generaciones para romper las barreras y trabajar de consuno a fin de lograr un mundo más equitativo, justo e inclusivo para todas las personas.