Mensaje del Secretario General para la Conferencia de prensa de presentación del informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
La humanidad se encuentra sobre una muy fina capa de hielo, que se derrite rápidamente.
Como detalla el informe de hoy del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el ser humano es responsable de prácticamente todo el calentamiento global de los últimos 200 años.
El ritmo de aumento de la temperatura en el último medio siglo es el más alto de los últimos 2.000 años.
Las concentraciones de dióxido de carbono son las más elevadas desde hace al menos dos millones de años.
La cuenta regresiva de la bomba de relojería climática está en marcha.
Pero el informe de hoy del IPCC es una guía práctica para desactivarla.
Es una guía de supervivencia para la humanidad.
E indica que el límite de 1,5 grados es alcanzable.
Ahora bien, hará falta un salto cualitativo en la acción climática.
Ese informe es una alerta para acelerar masivamente los esfuerzos climáticos de todos los países y sectores y en todos los plazos.
En resumen, nuestro mundo necesita una acción climática en todos los frentes: todo, en todas partes al mismo tiempo.
He propuesto al G20 un Pacto de Solidaridad Climática, en el que todos los grandes emisores hagan esfuerzos adicionales para reducir las emisiones, y los países más ricos movilicen recursos financieros y técnicos para apoyar a las economías emergentes en un esfuerzo común por mantener el límite de 1,5 grados.
Hoy presento un plan para impulsar los esfuerzos encaminados a lograr este Pacto de Solidaridad Climática mediante una Agenda de Aceleración en la que todos pongamos manos a la obra.
Empieza por que las partes adelanten de inmediato sus plazos para alcanzar el objetivo mundial de emisiones netas cero antes de 2050, en consonancia con el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades respectivas, a la luz de las diferentes circunstancias nacionales.
En concreto, los dirigentes de los países desarrollados deben comprometerse a alcanzar el objetivo de emisiones netas cero lo más cerca posible de 2040, límite que todos ellos deberían tratar de respetar.
Es posible lograrlo. Algunos ya han fijado el objetivo en 2035.
Los líderes de las economías emergentes deben comprometerse a alcanzar emisiones netas cero lo más cerca posible de 2050; como decíamos, el límite que todos ellos deberían aspirar a respetar.
Algunos ya se han comprometido para 2050.
Este es el momento de que todos los miembros del G20 se unan en un esfuerzo conjunto, poniendo en común sus recursos y capacidades científicas, así como sus tecnologías probadas y asequibles a través de los sectores público y privado, para hacer realidad la neutralidad en carbono en 2050.
Todos los países deben formar parte de la solución.
Exigir que otros se muevan primero solo garantiza que la humanidad quede última.
La Agenda de Aceleración exige otras medidas.
En particular:
Ningún nuevo proyecto de carbón y eliminación progresiva del carbón para 2030 en los países de la OCDE y 2040 en los demás países.
Poner fin a toda financiación internacional pública y privada del carbón.
Garantizar la generación de electricidad con emisiones netas cero en 2035 para todas las economías desarrolladas y en 2040 para el resto del mundo.
Suspender toda concesión de licencias o financiación de nuevos yacimientos de petróleo y gas, en consonancia con las conclusiones de la Agencia Internacional de Energía.
Detener cualquier expansión de las reservas existentes de petróleo y gas.
Cambiar las subvenciones a los combustibles fósiles por una transición energética justa.
Establecer una reducción progresiva a escala mundial de la producción actual de petróleo y gas compatible con el objetivo mundial de emisiones netas cero para 2050.
Insto a todos los gobiernos a preparar planes de transición energética coherentes con estas medidas y listos para los inversores.
También exhorto a los directores generales de todas las empresas de petróleo y gas a que formen parte de la solución.
Deberían presentar planes de transición creíbles, amplios y detallados, en consonancia con las recomendaciones de mi Grupo de Expertos de Alto Nivel sobre compromisos netos cero.
Esos planes deben detallar claramente las reducciones reales de emisiones para 2025 y 2030 y los esfuerzos por cambiar los modelos empresariales para eliminar progresivamente los combustibles fósiles y aumentar las fuentes de energía renovables.
Esa aceleración ya ha comenzado en algunos sectores, pero ahora los inversores necesitan señales inequívocas.
Y todos los gobiernos necesitan garantías de que los líderes empresariales los ayudarán a realizar esfuerzos adicionales, pero los gobiernos también deben crear un entorno de políticas y reglamentación propicio.
El transporte marítimo, la aviación, el acero, el cemento, el aluminio, la agricultura... todos los sectores deben alinearse con el objetivo de emisiones netas cero para 2050, con planes claros que incluyan metas intermedias para conseguirlo.
Al mismo tiempo, debemos aprovechar la oportunidad de invertir en innovaciones creíbles que puedan ayudarnos a alcanzar nuestras metas globales.
También debemos acelerar los esfuerzos para hacer llegar la justicia climática a quienes se encuentran en primera línea de muchas crisis, ninguna de ellas causada por ellos.
Para ello, podemos hacer lo siguiente:
Salvaguardar a las comunidades más vulnerables y aumentar la financiación y las capacidades en cuanto a la adaptación y las pérdidas y los daños.
Promover reformas para garantizar que los bancos multilaterales de desarrollo concedan más subvenciones y préstamos en condiciones favorables y movilicen plenamente la financiación privada.
Cumplir los compromisos financieros contraídos en Copenhague, París y Glasgow.
Reponer el Fondo Verde para el Clima este año y elaborar una hoja de ruta para duplicar la financiación de la adaptación antes de 2025.
Proteger a todo el mundo con sistemas de alerta temprana contra desastres naturales en cuatro años.
Implantar el nuevo fondo para pérdidas y daños este año.
Cuanto más esperemos en relación con estas cuestiones cruciales, más difícil será actuar.
En menos de nueve meses, los líderes se reunirán en la CP28 para hacer el primer balance mundial del Acuerdo de París.
También pondrán en marcha los preparativos del próximo ciclo de planes climáticos nacionales —o Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional—, previsto para 2025.
Estos nuevos planes climáticos deben reflejar la aceleración que necesitamos ahora, durante esta década y la próxima.
Para el final de la CP28, cuento con que todos los líderes del G20 se hayan comprometido a hacer nuevas y ambiciosas contribuciones determinadas a nivel nacional para el conjunto de la economía, que abarquen todos los gases de efecto invernadero e indiquen sus metas de reducción de emisiones en valores absolutos para 2035 y 2040.
La transición debe abarcar toda la economía.
Las promesas parciales no bastan.
Estoy deseando dar la bienvenida a los “primeros impulsores” de la Agenda de Aceleración en la Cumbre sobre la Ambición Climática que se celebrará en septiembre en Nueva York.
Una vez más, doy las gracias al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático por mostrarnos el camino basado en hechos y fundamentos científicos para salir del caos climático.
Nunca hemos estado mejor equipados para resolver el desafío climático, pero debemos pasar ya mismo a la acción climática a toda velocidad.
No podemos perder ni un instante.
Muchas gracias.