La crisis suscitada por la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19) está afectando a todos los aspectos de nuestras sociedades.
Hoy deseo destacar cómo la pandemia está afectando a los 1000 millones de personas con discapacidad que hay en el mundo.
Incluso en circunstancias normales, las personas con discapacidad tienen menos probabilidades de acceder a la educación y a la atención de la salud, y menos oportunidades de obtener ingresos o de participar en la comunidad.
La pandemia está intensificando estas desigualdades y creando nuevas amenazas.
Las personas con discapacidad se encuentran entre las más afectadas por esta crisis en términos de víctimas mortales.
Debemos velar por que las personas con discapacidad disfruten de los mismos derechos que las demás personas a acceder a la atención sanitaria y a los procedimientos vitales durante la pandemia.
Insto a los Gobiernos a que den protagonismo a las personas con discapacidad en sus actividades de respuesta a la COVID-19 y de recuperación posterior, y a que las consulten y colaboren con ellas.
Cuando garantizamos los derechos de las personas con discapacidad, estamos invirtiendo en nuestro futuro común.